miércoles, 25 de enero de 2012

A LOS PRESBITEROS QUE ESTARAN PRESENTES EN LA PRIMERA TANDA DE EJERCICIOS ESPIRITUALES

Queridos hermanos:

Por razones que todos ustedes conocen, no podre acompañarlos en la realización de los ejercicios espirituales de este año. Quiero saludarlos a todos y desearles muchos éxitos espirituales, así como frutos apostólicos en estos ejercicios espirituales. Un saludo cariñoso para cada uno de ustedes, a quienes tengo presentes en todos estos días. De manera especial, un saludo afectuoso al p. Roberto Arellano, quien dirigirá los retiros. Estoy seguro que, además de contar con la gracia de Dios, su experiencia y su vivencia espiritual serán un gran aval para compartir con todos ustedes estos días de especial dedicación a la oración, a la meditación y reflexión, así como para fortalecer compromisos ministeriales.

Además de insistirles en la necesidad de aprovechar este tiempo maravilloso de los retiros -tiempos para un autentico encuentro con Cristo Sumo y Eterno Sacerdote-, quiero invitarles a tener presente también el horizonte de nuestra responsabilidad como sacerdotes. El Papa Benedicto XVI nos está invitando a recorrer un Año de la Fe, que por gracia de Dios coincide con el año jubilar de nuestra Diócesis que celebrará su nonagésimo aniversario. Todo ello, nos impulsa a pensar en la hermosa tarea actual de la Nueva Evangelización, de la cual hemos de ser líderes en la caridad pastoral y testigos convincentes ante el pueblo de Dios. Por eso, en estos días no olvidemos de pedirle a Dios, Uno y Trino, que nos sostenga y nos dé el entusiasmo apostólico, para que podamos convertirnos continuamente en modelos para la grey a nosotros confiada.

En este sentido, quiero recomendarles vivamente eso: ser modelos de vida cristiana, testigos decididos del resucitado y servidores sencillos y desinteresados de nuestra gente. Para ello, hay que seguir tomando conciencia de que estamos configurados a Cristo Sumo y Eterno Sacerdote. Él es nuestro gran modelo: es el pobre por excelencia que supo enriquecer a la humanidad; por eso, desde nuestra pobreza evangélica, sin apegos a las cosas materiales ni a los privilegios mundanos, seamos fieles administradores y distribuidores de la riqueza del Señor para los fieles de nuestras comunidades. Él es quien tiene un amor perfecto que inspira nuestra castidad y celibato; por eso, con nuestra conducta de plena libertad evangélica cuidemos de ser, con la práctica de la castidad y del celibato,  fieles reflejo del amor de Dios, ese amor que se engrandece cuando uno es capaz de dar la vida por los demás. Cristo, a la vez, nos enseña que la obediencia es el cumplimiento de la voluntad divina de salvación; por eso, además de ser fieles a la promesa de obediencia dada a nuestro Obispo, no dudemos en manifestarnos como constructores de la unidad en el cumplimiento de la voluntad de Dios a través de nuestra obediencia al Obispo y a la Iglesia.

No olvidemos nunca ni la oración, ni la práctica de los sacramentos ni la centralidad de la palabra de Dios en nuestras vidas: que todo ello nos permitan ser luz del mundo y sal de la tierra a través del ejercicio de nuestro ministerio.

Los encomiendo en estos días en mi oración y en la mesa de la Palabra y de la Eucaristía. Que María santísima les acompañe con su maternal protección, y que el santo Cura de Ars y san Juan de Ávila modelos de vida sacerdotal intercedan por todos ustedes. No dejen de orar por mí.

Los saludo con todo el afecto y cariño de un padre y pastor.

+Mario 

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