jueves, 2 de febrero de 2012

CARTA A LOS SEMINARISTAS DE LA DIOCESIS DE SAN CRISTOBAL


¡LA PAZ DEL SEÑOR LES ACOMPAÑE SIEMPRE!
Con motivo de celebrarse un nuevo aniversario de nuestro Seminario Diocesano, fundado en los albores de su ministerio episcopal por el Siervo de Dios Tomás Antonio Sanmiguel Díaz, I Obispo de San Cristóbal, quiero hacerles llegar, junto con mi saludo y la reiteración de mi afecto, un mensaje particular de animación y estímulo. Junto con los formadores y tantas otras personas que cooperan con su formación, Ustedes constituyen una especial comunidad donde los ojos de los fieles cristianos se mantienen fijos: todos les acompañan con su oración y con la ilusión de saber que en Ustedes seguirán surgiendo pastores para el pueblo de Dios.
Esto ha de motivarles a pensar y actuar de acuerdo a la gran responsabilidad que tienen en este tiempo de Seminario: se están formando para ser configurados a Cristo Sumo y Eterno Sacerdote, servidores del pueblo de Dios y constructores del Reino de justicia y de amor. Por eso, quiero recomendarles que en todo momento sigan teniendo a Jesús, el Señor, como el centro y verdadero modelo de sus vidas.
En este sentido quiero compartir con Ustedes un pensamiento tomado del DIARIO DEL ALMA del Beato Juan XXIII, que les puede ser muy iluminador. Decía el Papa Bueno, en un escrito de su época de seminarista (febrero de 1900): “Soy cristiano, más aún soy clérigo (seminarista); por eso debo representar siempre y en toda acción mía a Jesucristo; ya que, como enseña San Gregorio Nazianceno, Cristo  es la gran vestidura de los sacerdotes: Christus magna sacerdotum túnica. Por tanto, he aquí mi propio espejo: Jesucristo”.
Estas palabras de Juan XXIII reflejan lo que fue su vida y su compromiso, primero como seminarista, y luego como pastor de la Iglesia. Todo lo fue centrando en Jesucristo, de tal manera que siempre vivió y actuó en su nombre. Este ejemplo nos alienta para hacer nosotros lo mismo.
Durante el tiempo de formación, a través de las diversas etapas por las que se va creciendo y madurando en el discernimiento vocacional, Ustedes tienen la gran y hermosa oportunidad de aprender a configurarse a Cristo Sacerdote y Pastor Bueno. Ello requiere, en primer lugar, la toma de conciencia de su identificación con Él por el Bautismo que los convierte en sus discípulos. Desde esta vivencia de ser sus discípulos van discerniendo sobre su llamada al ministerio sacerdotal. En los años de seminario, entonces, van conjugando,  lo que significa ser cristiano y lo que significa ser futuro sacerdote. Así, en el crecimiento personal. Como discípulos y creyentes, van aprendiendo lo que significa dejarlo todo para configurarse a Él por la imposición de las manos del Obispo.
Les invito a que, en estos días de celebración del aniversario de nuestro Seminario Diocesano así como durante los años de su formación, tengan muy presente lo que Juan XXIII nos enseña: actuar en nombre del Señor, asumiendo que Él es la vestidura sacerdotal por excelencia que se vestirá para siempre luego de la ordenación. Y, además, que Él es el mejor espejo donde podemos darnos cuenta si somos capaces de vestir bien su túnica de cristianos y sacerdotes.
Todo esto se puede y se debe hacer contando con la gracia de Dios. Con ella podremos siempre ir adelante en el nombre del Señor y reflejar en nuestras vidas lo que hemos de ser siempre: testigos de Jesús, el Señor. Que María del Táchira, nuestra señora de la Consolación y Santo Tomás de Aquino nuestro patrono nos acompañen siempre con su intercesión ante el Dios Uno y Trino.
Con una cariñosa bendición,

+Mario del Valle, Obispo de San Cristóbal.

San Cristóbal, 2 de febrero del año 2012.

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