martes, 19 de marzo de 2013

Papa Francisco: A todos los que ocupan puestos de responsabilidad: seamos ´custodios´ de la creación


Queridos hermanos y hermanas:

Doy gracias al Señor por poder celebrar esta Santa Misa de comienzo del ministerio petrino en la solemnidad de san José, esposo de la Virgen María y patrono de la Iglesia universal: es una coincidencia muy rica de significado, y es también el onomástico de mi venerado Predecesor: le estamos cercanos con la oración, llena de afecto y gratitud.

Saludo con afecto a los hermanos Cardenales y Obispos, a los presbíteros, diáconos, religiosos y religiosas y a todos los fieles laicos. Agradezco por su presencia a los representantes de las otras Iglesias y Comunidades eclesiales, así como a los representantes de la comunidad judía y otras comunidades religiosas. Dirijo un cordial saludo a los Jefes de Estado y de Gobierno, a las delegaciones oficiales de tantos países del mundo y al Cuerpo Diplomático.

Hemos escuchado en el Evangelio que «José hizo lo que el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer» (Mt 1,24). En estas palabras se encierra ya la la misión que Dios confía a José, la de ser custos, custodio. Custodio ¿de quién? De María y Jesús; pero es una custodia que se alarga luego a la Iglesia, como ha señalado el beato Juan Pablo II: «Al igual que cuidó amorosamente a María y se dedicó con gozoso empeño a la educación de Jesucristo, también custodia y protege su cuerpo místico, la Iglesia, de la que la Virgen Santa es figura y modelo» (Exhort. ap. Redemptoris Custos, 1).

¿Cómo ejerce José esta custodia? Con discreción, con humildad, en silencio, pero con una presencia constante y una fidelidad y total, aun cuando no comprende. Desde su matrimonio con María hasta el episodio de Jesús en el Templo de Jerusalén a los doce años, acompaña en todo momento con esmero y amor. Está junto a María, su esposa, tanto en los momentos serenos de la vida como los difíciles, en el viaje a Belén para el censo y en las horas temblorosas y gozosas del parto; en el momento dramático de la huida a Egipto y en la afanosa búsqueda de su hijo en el Templo; y después en la vida cotidiana en la casa de Nazaret, en el taller donde enseñó el oficio a Jesús.

¿Cómo vive José su vocación como custodio de María, de Jesús, de la Iglesia? Con la atención constante a Dios, abierto a sus signos, disponible a su proyecto, y no tanto al propio; y eso es lo que Dios le pidió a David, como hemos escuchado en la primera Lectura: Dios no quiere una casa construida por el hombre, sino la fidelidad a su palabra, a su designio; y es Dios mismo quien construye la casa, pero de piedras vivas marcadas por su Espíritu. Y José es «custodio» porque sabe escuchar a Dios, se deja guiar por su voluntad, y precisamente por eso es más sensible aún a las personas que se le han confiado, sabe cómo leer con realismo los acontecimientos, está atento a lo que le rodea, y sabe tomar las decisiones más sensatas. En él, queridos amigos, vemos cómo se responde a la llamada de Dios, con disponibilidad, con prontitud; pero vemos también cuál es el centro de la vocación cristiana: Cristo. Guardemos a Cristo en nuestra vida, para guardar a los demás, salvaguardar la creación.

Pero la vocación de custodiar no sólo nos atañe a nosotros, los cristianos, sino que tiene una dimensión que antecede y que es simplemente humana, corresponde a todos. Es custodiar toda la creación, la belleza de la creación, como se nos dice en el libro del Génesis y como nos muestra san Francisco de Asís: es tener respeto por todas las criaturas de Dios y por el entorno en el que vivimos. Es custodiar a la gente, el preocuparse por todos, por cada uno, con amor, especialmente por los niños, los ancianos, quienes son más frágiles y que a menudo se quedan en la periferia de nuestro corazón. Es preocuparse uno del otro en la familia: los cónyuges se guardan recíprocamente y luego, como padres, cuidan de los hijos, y con el tiempo, también los hijos se convertirán en cuidadores de sus padres. Es vivir con sinceridad las amistades, que son un recíproco protegerse en la confianza, en el respeto y en el bien. En el fondo, todo está confiado a la custodia del hombre, y es una responsabilidad que nos afecta a todos. Sed custodios de los dones de Dios.

Y cuando el hombre falla en esta responsabilidad, cuando no nos preocupamos por la creación y por los hermanos, entonces gana terreno la destrucción y el corazón se queda árido. Por desgracia, en todas las épocas de la historia existen «Herodes» que traman planes de muerte, destruyen y desfiguran el rostro del hombre y de la mujer.

Quisiera pedir, por favor, a todos los que ocupan puestos de responsabilidad en el ámbito económico, político o social, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad: seamos «custodios» de la creación, del designio de Dios inscrito en la naturaleza, guardianes del otro, del medio ambiente; no dejemos que los signos de destrucción y de muerte acompañen el camino de este mundo nuestro. Pero, para «custodiar», también tenemos que cuidar de nosotros mismos. Recordemos que el odio, la envidia, la soberbia ensucian la vida. Custodiar quiere decir entonces vigilar sobre nuestros sentimientos, nuestro corazón, porque ahí es de donde salen las intenciones buenas y malas: las que construyen y las que destruyen. No debemos tener miedo de la bondad, más aún, ni siquiera de la ternura.

Y aquí añado entonces una ulterior anotación: el preocuparse, el custodiar, requiere bondad, pide ser vivido con ternura. En los Evangelios, san José aparece como un hombre fuerte y valiente, trabajador, pero en su alma se percibe una gran ternura, que no es la virtud de los débiles, sino más bien todo lo contrario: denota fortaleza de ánimo y capacidad de atención, de compasión, de verdadera apertura al otro, de amor. No debemos tener miedo de la bondad, de la ternura.

Hoy, junto a la fiesta de San José, celebramos el inicio del ministerio del nuevo Obispo de Roma, Sucesor de Pedro, que comporta también un poder. Ciertamente, Jesucristo ha dado un poder a Pedro, pero ¿de qué poder se trata? A las tres preguntas de Jesús a Pedro sobre el amor, sigue la triple invitación: Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas. Nunca olvidemos que el verdadero poder es el servicio, y que también el Papa, para ejercer el poder, debe entrar cada vez más en ese servicio que tiene su culmen luminoso en la cruz; debe poner sus ojos en el servicio humilde, concreto, rico de fe, de san José y, como él, abrir los brazos para custodiar a todo el Pueblo de Dios y acoger con afecto y ternura a toda la humanidad, especialmente los más pobres, los más débiles, los más pequeños; eso que Mateo describe en el juicio final sobre la

caridad: al hambriento, al sediento, al forastero, al desnudo, al enfermo, al encarcelado (cf. Mt 25,31-46). Sólo el que sirve con amor sabe custodiar.

En la segunda Lectura, san Pablo habla de Abraham, que «apoyado en la esperanza, creyó, contra toda esperanza» (Rm 4,18). Apoyado en la esperanza, contra toda esperanza. También hoy, ante tantos cúmulos de cielo gris, hemos de ver la luz de la esperanza y dar nosotros mismos esperanza. Custodiar la creación, cada hombre y cada mujer, con una mirada de ternura y de amor; es abrir un resquicio de luz en medio de tantas nubes; es llevar el calor de la esperanza. Y, para el creyente, para nosotros los cristianos, como Abraham, como san José, la esperanza que llevamos tiene el horizonte de Dios, que se nos ha abierto en Cristo, está fundada sobre la roca que es Dios.

Custodiar a Jesús con María, custodiar toda la creación, custodiar a todos, especialmente a los más pobres, custodiarnos a nosotros mismos; he aquí un servicio que el Obispo de Roma está llamado a desempeñar, pero al que todos estamos llamados, para hacer brillar la estrella de la esperanza: protejamos con amor lo que Dios nos ha dado.

Imploro la intercesión de la Virgen María, de san José, de los Apóstoles san Pedro y san Pablo, de san Francisco, para que el Espíritu Santo acompañe mi ministerio, y a todos vosotros os digo: Orad por mí. 
Amen.

En la misa de inicio del ministerio petrino, Papa habla del papel custodio de San José


Ciudad del Vaticano (Martes, 19-03-2013, Gaudium Press) Pocos ritos católicos hay más solemnes cuanto la misa de entronización de un Papa. Comparable tal vez a las exequias del propio Pontífice, ceremonia ésta que permanece en la memoria colectiva ciertamente por la grandiosidad que tuvieron los funerales de Juan Pablo II, seguidos por millones y millones de televidentes de todo el orbe.

A la misa de inicio del ministerio petrino de Francisco asistieron delegaciones de 134 países de todos los continentes, delegaciones que -de acuerdo al protocolo- no fueron invitadas, pues, según afirmaba ayer del portavoz vaticano, para esta ocasión "la Santa Sede no realiza invitaciones, y quien quiere puede venir". Si algún jefe de Estado "quiere venir puede hacerlo. Y si hay alguno incómodo, no fue invitado y no fue rechazado".

1.jpg
El Pontífice en el Papa-móvil - Fotos: Gustavo Kralj / Gaudium Press

Antes de la misa, que inició a las 9:30 horas de Roma, el Papa salió por primera vez en el Papa-móvil, alrededor de las 8:47, y recorrió las calles habilitadas al interior de la Plaza de San Pedro, por donde la multitud lo acogía con entusiasmo.

Concelebraron junto con el Papa alrededor de l80 cardenales presentes en Roma, patriarcas y arzobispos orientales no cardenales, el secretario del Colegio de Cardenales Mons. Baldisseri, y dos sacerdotes, y los generales de los Franciscanos y de los Jesuitas. Banderas de innúmeros países hacían presencia entre la multitud de peregrinos presentes en la Plaza de San Pedro, muchas de ellas argentinas.

2.jpg

Entre los actos más simbólicos de toda la ceremonia, el cardenal protodiácono Tauran entregó al Papa Francisco el Palio, de lana de cordero que se pone en torno al pecho y espalda. Este es similar al de los Arzobispos Metropolitanos salvo que las cruces son rojas y no negras, manifestando la disposición constante del Pastor a dar la vida por las ovejas a ejemplo de Cristo. El palio, junto con el anillo del pescador y el evangeliario, fueron los símbolos que recibió hoy el Papa Francisco.

Homilía

En la homilía el Pontífice resaltó la coincidencia de celebrar la eucaristía de inicio de su pontificado el día de la fiesta de San José y del onomástico de su predecesor Benedicto XVI, coincidencia que cuando apuntada suscitó los aplausos de los presentes en la Plaza de San Pedro.

Después de saludar a los presentes, el Papa trató sobre el papel de Santo Patriarca como custodio de la Virgen y de Jesús, custodia que se extiende también a la Iglesia como subrayó el beato Juan Pablo II. ¿Como ejercita José esta custodia? Con una presencia constante y con una fidelidad total, aunque en ocasiones el propio custodio no comprenda por entero la situación. Custodia que requiere una constante atención a Dios y a su proyecto y no al propio, y que encuentra el modelo perfecto en San José, que es custodio porque supo escuchar a Dios.

3.jpg

¿Cómo se responde hoy a la vocación de Dios?, se preguntó el Papa. Con disponibilidad y con presteza. La custodia se ejerce también con caridad. Para custodiar, el custodio también debe cuidar de sí mismo, vigilar sus sentimientos y corazón, porque es de ahí que sale lo que construye, pero también lo que destruye.

Los cantos fueron interpretados por el coro de la Capilla Pontificia Sixtina, y la Academia Pontificia de Música Sacra, en latín.

jueves, 14 de marzo de 2013

''Lo miró con misericordia y lo eligió''


Ciudad del Vaticano,  (Zenit.org)

Miserando atque eligendo es el lema del papa Francisco, extraído del pasaje evangélico de la llamada de Jesús al publicano [pecador público] Mateo, recaudador de impuestos, para que dejara todo y le siguiera.
“Jesús vio a un hombre, llamado Mateo, sentado ante la mesa de cobro de los impuestos, y le dijo: "Sígueme". Lo vio más con la mirada interna de su amor que con los ojos corporales. Jesús vio al publicano, y lo vio con misericordia y eligiéndolo, (miserando atque eligendo), y le dijo "Sígueme", que quiere decir: "Imítame". Le dijo "Sígueme", más que con sus pasos, con su modo de obrar. Porque, quien dice que está siempre en Cristo debe andar de continuo como él anduvo”. (San Beda el Venerable, presbítero; Homilía 21)
El lema episcopal de Jorge Mario Bergoglio es la frase latina del Evangelio de Mateo "Miserando atque eligendo", que describe la postura de Jesús hacia el publicano (considerado un público pecador) que "lo miró con misericordia y lo eligió".

¡Que viva Francisco!: crónica de los instantes previos del anuncio al mundo que "Habemus Papam"


Ciudad del Vaticano (Jueves, 14-03-2013, Gaudium Press) "Ahora, comenzamos nuestro camino: Obispo y pueblo. Este camino de la Iglesia de Roma que es la que preside en la caridad a todas las Iglesias. Un camino de hermandad, de amor, de confianza entre nosotros. Recemos siempre por nosotros: el uno por el otro. Recemos por todo el mundo, para que haya una gran hermandad"; fueron las palabras que pronunció el recién electo Papa Franciso y que calaron en el corazón de miles de fieles, atentos y espectactes, que se dieron cita en la Plaza de San Pedro para ser testigos oculares de uno de los momentos históricos más importante para la Iglesia y de la década.

2.JPG
La lluvia hizo que la tarde se llenara de un tono especial ante los miles de paraguas de colores que resguardaron a los peregrinos
Horas antes de la fumata blanca y del anuncio al mundo que "Habemus Papam", estuvimos acompañando a la multitud de peregrinos que desde las 5:00 de la tarde, hora local en Roma, empezaron a repletar la Plaza Vaticana.
La lluvia, que no cesó del todo hasta que el nuevo Pontífice se asomó por el Balcón Papal, hizo que la tarde se llenara de un tono especial ante los miles de paraguas de colores que resguardaron, por algunas horas, a italianos y peregrinos del mundo que iban llegando al lugar para presenciar el acontecimiento.

"¿Será fumata blanca?", "¿será que hoy hay Papa?", eran las preguntas que algunos vecinos latinoamericanos se hacían de manera reiterada minutos antes de aparecer el humo blanco.

5.JPG
Momento en el cual el Papa Francisco saluda a la multitud de fieles presentes en la Plaza de San Pedro
El reloj marcó las 7:05 de la tarde, el cielo ya había oscurecido y la fumata blanca llegó. Gritos de gozo, llantos de felicidad y hasta saltos de alegría era lo que expresaban los fieles presentes en la Plaza de San Pedro. "Qué emoción tan grande", fue el comentario que escuchamos de una peregrina de Colombia una vez se dejó ver el humo blanco que emanó desde la chimenea de la Capilla Sixtina.

Al culminar la fumata, que permaneció ante nuestra vista por un tiempo más, otra espera inició: Ahora restaba saber el nombre del nuevo Papa y conocer el rostro de aquel que guiaría la barca de Pedro por los próximo años.

Esa hora llegó. Pasadas las 8:00 de la noche el Papa Franciso, el Cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio, se asomó por el Balcón Papal, mismo insante en el que la Plaza de San Pedro estalló en un unísono grito de júbilo, que fue seguido por un momento de silencio para escuchar el saludo del nuevo Papa al pueblo de Roma y al mundo.

11.JPG
Una religiosa deja ver su alegría con el nuevo Papa.
"¡Hermanos y hermanas, buenas noches! Ustedes saben que el deber del Cónclave es dar un Obispo a Roma. Parece que mis hermanos cardenales han ido a buscarlo casi al fin del mundo (...) pero estamos aquí. Les agradezco la acogida", saludó el Papa argentino, momento en el cual un intenso aplauso resonó en toda la Plaza Vaticana.



miércoles, 13 de marzo de 2013

Francisco

El cardenal Bergoglio asume la sucesión de Pedro

Ciudad del Vaticano, 13 de marzo de 2013

Esta es la biografía del nuevo papa.

Jorge Mario Bergoglio, 77 años, nació en el barrio argentino de Flores en el Gran Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936. Tras estudiar como técnico químico eligió el sacerdocio y entró en la Compañía de Jesús.

Estudio filosofía y teología en ambas facultades del Colegio Máximo San José. Fue maestro de novicios y profesor universitario en teología, provincial de los Jesuitas en su país y presidente de la Conferencia episcopal del 2005 al 2011. El 13 diciembre de 1969 fue ordenado sacerdote. Cumplió un postgrado en la Universidad de Alcalá de Henares y en 1986 concluyó su tesis doctoral en Alemania. Juan Pablo II lo creó cardenal en el 2001.

Según indiscreciones, en el cónclave de 2005 la última votación lo vio protagonista junto a Ratzinger. Tiene una fuerte experiencia pastoral, se caracterizó por decir verdades siempre de manera clara. Su pagina en Facebook cuenta más de 37.000 ´me gusta´ aunque no es él quien la cuida. Viaja normalmente en subterráneo, metro o medios públicos.

No da entrevistas por lo que los periodistas toman sus declaraciones de las homilías. Se enfrentó fuertemente con las autoridades locales en temas como aborto, matrimonio homosexual y liberalización de drogas.

El cardenal primado de Argentina tomó siempre una posición cercana a las clases menos favorecidas, y de reciente criticó a los sacerdotes que no aceptan bautizar a bebés extramatrimoniales, según indicaron los medios locales.

A los religiosos le pidió "salir a dar testimonio e interesarse por el hermano" porque la cultura del encuentro "nos hace hermanos, nos hace hijos, y no socios de una ONG o prosélitos de una multinacional".

En diversas oportunidades criticó fuertemente la corrupción y la trata de personas con imágenes fuertes: "Se cuida mejor a un perro que a estos esclavos nuestros". O “la esclavitud está a la orden del día, hay chicos en situación de calle desde hace años, no sé si más o menos, pero hay muchos”. Se “sigue fracasando en librarnos de la esclavitud estructural". "En esta ciudad está prohibida la tracción a sangre” si bien “todas las noches veo carritos cargados de cartones y tirados por chicos, ¿eso no es tracción a sangre?"

Recordó que "hay chicas que dejan de jugar a las muñecas para entrar en tugurios de la prostitución, porque fueron robadas, vendidas o traicionadas". Criticó fuertemente el “limitar y eliminar el valor supremo de la vida e ignorar los derechos de los niños por nacer". Y aseveró: "el aborto nunca es una solución". Se opuso a la liberalización de drogas y exhortó a los jóvenes a no creerles a "los mercaderes de la muerte”.

Advirtió que su país “no se cimentó con delirios de grandeza desafiantes", e invitó a ir “más allá de las diferencias". Criticó la falta de "humildad" de los gobernantes y la "veleidad" como un desvalor "que carece de toda propuesta".

Sobre Aparecida indicó que “la inspiración del Espíritu es la gran luz que hubo ahí. Sombras son las mil y una cositas que trababan y tuvimos que superar”. “Todo fue un complejo de luces y sombras y que ganó la luz”.

Siempre se mostró reacio a obtener encargos de un cierto peso en la Curia Romana, si bien fue nombrado consultor de la Pontificia Comisión de América Latina; miembro de las Congregaciones para el Culto Divino y la disciplina de los sacramentos; del Clero; de los Institutos de Vida Consagrada, del Consejo postsinodal, y de la presidencia del Pontificio Consejo para la Familia.

La fuerza de la Iglesia -indicó el purpurado en el sínodo sobre la nueva evangelización- está en la comunión y su debilidad en la división y en la contraposición.

115 hombres cargan sobre sus hombros el peso de la historia


6bfccFAHOE3zj67EiMpaDL3CUoOuk4dX6-AlBX5l7a0 (1).jpgRedacción (Martes, 12-03-2013, Gaudium Press) Mientras los más diversos informes debaten sobre las características de quien debería ser el próximo Pontífice o las tendencias doctrinales o filosóficas que pueden guiar las votaciones, mientras los medios de comunicación describen nuevamente sus interpretaciones de una Iglesia política y cargada de intrigas y misterios, 115 hombres caminan con paso sosegado hacia una Capilla, cargando sobre sus hombros el peso de la enorme responsabilidad sobre el futuro de la Iglesia. Ellos, los Cardenales electores, más que las figuras más destacadas de la Iglesia o los verdaderos príncipes de entre quienes saldrá el Sucesor de San Pedro, son el instrumento actual de Dios, que obra de forma muy real en la historia de los hombres.

Roma es durante estos días, en estricto sentido, el centro del mundo. La información sobre la transición papal interesa a muchos más que los 1300 millones de católicos en todo el planeta. Miles de millones de personas, de todos los credos y condiciones sociales, están atentos a los sucesos que se registran en la Santa Sede. El Papa es un guía, una voz imponente, un símbolo y una autoridad. Sus palabras y actos influyen activamente en el curso de la historia de creyentes y no creyentes, y unos y otros tienen numerosas expectativas.

En este momento, con una especial importancia, resplandece la esperanza en la oración. Todos los Obispos, sacerdotes y fieles del mundo pueden de cierto modo entrar en el Cónclave y tomar parte de este momento. A través de la oración y la penitencia, el Cuerpo Místico de la Iglesia invoca al Espíritu Santo e implora la plena realización de la voluntad de Dios, la generosidad del Padre que puede regalar a sus hijos un Pastor bueno y santo que los conduzca eficazmente a la salvación. El "Factor Dios", más que cualquier otra variable, más que cualquier análisis o predicción, es el determinante en la elección del Pontífice.

El "Factor Dios" nos espera en el Sagrario, atento a nuestras súplicas. El "Factor Dios" escucha a su Santísima Madre, quien no dejará de atender las oraciones de sus hijos. El verdadero Elector espera nuestra propia influencia y nos llama a participar, de la forma más elevada y eficiente. Dios también nos convoca al Cónclave, al espíritu de recogimiento, silencio y oración a la confianza total de los hijos que tienen puesta la esperanza en su Padre, que no los defraudará.

Al cerrarse las puertas de la Capilla Sixtina, en medio del solemne secreto del Cónclave y de las oraciones que la Liturgia prescribe para estos momentos, 115 hombres tomarán su lugar en el plan de salvación de Dios. A través de sus mentes, de sus palabras, de sus manos, podrán pasar las gracias, consuelos o incluso la justicia y los castigos de la humanidad. Por estos 115 hombres pasa la historia. Y Dios quiere que nosotros estemos a su lado en este trascendental momento.


Ha salido la primera 'fumata': Aún no hay Papa


 
Ciudad del Vaticano (Martes, 12-03-2013, Gaudium Press) Los cardenales entraron hoy en la tarde al Cónclave en la Capilla Sixtina; el ceremoniero del Papa, Mons. Guido Marini cerró las puertas, y los purpurados iniciaron sus escrutinios. La primera ‘fumata' ha sido negra, lo que indica que aún no hay Papa.

Hoy, a las 16:30 horas de Roma -según fue definido por el Colegio Cardenalicio en sus Congregaciones Generales la semana pasada- dio inicio la reunión de Cardenales para la elección del Pontífice Romano. Todo el ceremonial estuvo guiado punto por punto por el "Ordo Rituum Conclavis", el Orden del Ritual del Cónclave.

De la Capilla Paulina a la Capilla Sixtina los Cardenales -la mayoría de púrpura y los de las Iglesias orientales con el "hábito coral"- caminaban en paso lento, solemne. Ya en la Capilla Paulina ellos escucharon la admonición introductoria del decano, en esta ocasión el Cardenal Giovanni Battista Re, que les había anunciado: "Venerables hermanos: después de haber celebrado los divinos misterios entraremos ahora en Cónclave para elegir al Romano Pontífice. Toda la Iglesia, unida a nosotros en la oración, invoca en este momento la gracia del Espíritu Santo, para que sea elegido de entre nosotros un digno Pastor de toda la grey de Cristo. El Señor dirija nuestros pasos en la vía de la verdad, a fin de que por la intercesión de la Beata siempre Virgen María, de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y de todos los Santos, hagamos siempre aquello que sea de su agrado".
1.jpg


lunes, 11 de marzo de 2013

Cardenal Ouellet: la renuncia de Benedicto XVI "ha sido hecha según la voluntad de Dios"


Ciudad del Vaticano (Domingo, 10-03-2013, Gaudium Press) "Estamos todos a la espera del próximo Cónclave...": Así inició el Cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos, su homilía dominical de hoy, en la misa celebrada en la iglesia de Santa María in Transpontina, en Roma, hablando en un fluido italiano.

1.jpeg
Cardenal Ouellet - Foto: Gustavo Kralj - Gaudium Press

"No solo los fieles de la Iglesia católica, sino que el mundo entero está a la espera de este gran evento. Nos reunimos cardenales de la Iglesia de roma para predicar junto al pueblo de Dios en esta hora bastante única de la historia de la Iglesia". agregó el purpurado.

El Cardenal canadiense se refirió también en su sermón a la renuncia de Benedicto XVI, la cual fue "meditada largamente", y de la que no se puede dudar que sido hecha "según la voluntad de Dios"
 

domingo, 10 de marzo de 2013

Un Padre con corazón de madre

Un Padre con corazón de madre
Lucas 15, 1-3, 11-32. Domingo Cuaresma. ¿Quién no se atreverá a volver a los brazos de un Padre infinitamente bueno y misericordioso como nuestro Dios?

Del santo Evangelio según san Lucas 15, 1-3.11-32 

En aquel tiempo, se acercaban a Jesús todos los publicanos y los pecadores para oírle. Y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este acoge a los pecadores y come con ellos. Jesús les dijo esta parábola: Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo al padre: "Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde." Y él les repartió la hacienda. Pocos días después el hijo menor lo reunió todo y se marchó a un país lejano donde malgastó su hacienda viviendo como un libertino. «Cuando hubo gastado todo, sobrevino un hambre extrema en aquel país, y comenzó a pasar necesidad. 

Entonces, fue y se ajustó con uno de los ciudadanos de aquel país, que le envió a sus fincas a apacentar puercos. Y deseaba llenar su vientre con las algarrobas que comían los puercos, pero nadie se las daba. Y entrando en sí mismo, dijo: "¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, mientras que yo aquí me muero de hambre! Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti. 

Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros." Y, levantándose, partió hacia su padre. «Estando él todavía lejos, le vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente. El hijo le dijo: "Padre, pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo." Pero el padre dijo a sus siervos: "Traed aprisa el mejor vestido y vestidle, ponedle un anillo en su mano y unas sandalias en los pies. Traed el novillo cebado, matadlo, y comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado". 

Y comenzaron la fiesta. Su hijo mayor estaba en el campo y, al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y las danzas; y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. Él le dijo: "Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el novillo cebado, porque le ha recobrado sano." El se irritó y no quería entrar. Salió su padre, y le suplicaba. Pero él replicó a su padre: "Hace tantos años que te sirvo, y jamás dejé de cumplir una orden tuya, pero nunca me has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos; ¡ahora que ha venido ese hijo tuyo, que ha devorado tu hacienda con prostitutas, has matado para él el novillo cebado!" Pero él le dijo: "Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y ha sido hallado." 

Oración introductoria 

Señor, no merezco tu misericordia porque no he sabido corresponder. La tentación y mi debilidad me llevan a actuar como los hijos de esta parábola. Sé, creo y confío en que Tú estás aguardando este momento de oración para obsequiarme tu gracia, permite que sepa acogerla y aprovecharla para poder crecer en el amor. 

Petición 

Señor, ayúdame a volver a Ti cada día, como lo hizo el hijo pródigo. 

Meditación del Papa 

Este pasaje de san Lucas constituye una cumbre de la espiritualidad y de la literatura de todos los tiempos. De hecho, ¿qué serían nuestra cultura, el arte y más en general nuestra civilización sin esta revelación de Dios Padre lleno de misericordia? No deja nunca de conmovernos, y cada vez que la escuchamos o la leemos tiene la capacidad de sugerirnos siempre nuevos significados. Sobre todo, este texto evangélico tiene el poder de hablarnos de Dios, de darnos a conocer su rostro, más aún, su corazón. Después de que Jesús nos hablara del Padre misericordioso, las cosas ya no son como antes; ahora a Dios le conocemos: es nuestro Padre, que por amor nos ha creado libres y dotados de conciencia, que sufre si nos perdemos y que hace fiesta si regresamos. Por este motivo, la relación con él se edifica a través de una historia, como le sucede a todo hijo con sus padres: al inicio depende de ellos; después reivindica su propia autonomía; por último --si se da un desarrollo positivo-- logra una relación madura, basada en el reconocimiento y en el amor auténtico. (Benedicto XVI, 14 de marzo de 2010). 

Reflexión 

Nos encontramos ante una de las parábolas más bellas y conmovedoras que brotaron de los labios de Jesús. Me gusta imaginar a los discípulos escuchando a nuestro Señor esta hermosa historia, y mirar sus reacciones, los gestos de su rostro, medir el tamaño de su admiración. Estoy seguro de que les habrá impactado enormemente. Yo recuerdo que, cuando era todavía muy niño, me encantaba escucharla. 

Un autor espiritual contemporáneo, Henri Nouwen, escribió el año 1994 un libro estupendo, titulado "El regreso del hijo pródigo". Es de carácter autobiográfico y nos narra la profunda reacción interior que suscitó en él la contemplación de un cuadro de Rembrandt, que inmortaliza el instante en que aquel hijo pródigo, con los vestidos y el corazón hechos harapos, llega a la casa paterna, se postra ante su padre y recibe aquel maravilloso abrazo de perdón. El cuadro es sumamente expresivo y habla por sí solo. Es impresionante el rostro profundamente conmovido del anciano padre, la ternura inmensa con que lo acoge y la postración del hijo que, quebrantado y arrepentido, se reconcilia con él. Mientras tanto, el hermano mayor, de pie, soberbiamente erguido, a una cierta distancia, observa con mirada crítica, dura y altanera la escena del encuentro. Él, ciertamente, no está de acuerdo con lo que hace el padre, lo juzga en su interior y no acepta ese comportamiento. En este libro, el autor nos abre la intimidad de su alma, nos describe su propia experiencia de conversión y su itinerario espiritual hacia Dios. Vale la pena leerlo. 
Muchos Santos Padres, teólogos, exegetas y autores espirituales han comentado este pasaje a lo largo de la historia, y han sacado de él abundantísimas lecciones para su propia vida y para enseñanza de los cristianos. Sería interesante detenernos a comentarlo detalle por detalle, pero no nos es posible ahora. Esta meditación podría ser objeto de unos ejercicios espirituales. 

Georges Chevrot, al fijar su mirada en los hijos de la parábola, escribe: "Yo me preguntaría a cuál de los dos hijos nos gustaría parecernos. El uno no había sabido guardar su alma; el otro no había sabido entregar su corazón. Ambos han contristado a su padre; ambos se han mostrado duros con él; ambos han ignorado su bondad. El uno por su desobediencia, el otro a pesar de su obediencia. ¿A cuál nos gustaría parecernos? ¿Al disipador? ¿Al calculador? No hay en la parábola un tercer hijo al que pudiéramos referirnos y, por lo tanto, nos vemos obligados a convenir en que somos el uno o el otro… O tal vez el uno y el otro". 

Si somos sinceros con nosotros mismos, tenemos que vernos retratados en la parábola. Y casi siempre nos ponemos en el papel del hijo menor: el ingrato, el pecador, el que se marcha de la casa del padre y, después de gastar toda la herencia y vivir disolutamente, vuelve al padre, con el alma hecha pedazos, a pedirle de rodillas perdón. 

Pero tal vez nunca nos hemos visto reflejados también en la figura del hijo mayor: el hijo soberbio, orgulloso, altanero, frío e inmisericorde. Ese hijo tiene el corazón de piedra, y ni la bondad del padre es capaz de romper tanta dureza. Vive en la casa del padre, pero no ama al padre; tolera su señorío y más parece un esclavo, un jornalero a la fuerza que un verdadero hijo. Lo critica en su interior y se convierte en un juez implacable; no condivide con el padre lo que él más ama y se muestra envidioso de su bondad y de su generosidad. Se siente injustamente tratado y mal pagado, y se queja amargamente con aquella dura recrimación que, sin duda, contrista hondamente el corazón de su padre: "Mira, en tantos años como te sirvo, nunca me has dado un cabrito para comerlo con mis amigos"... Y luego le echa en cara la liberalidad con que acoge al hijo, repudiándolo él como hermano: "y cuando regresa ese hijo tuyo, le matas el ternero cebado". Ya no lo considera su hermano -tal vez nunca lo ha considerado así- y, con esto, está diciéndole al padre que no era realmente su padre, puesto que su hermano no era realmente su hermano. Se siente ofendido por la "injusticia" del padre hacia él. 

Pero lo más hermoso de la historia es el comportamiento maravilloso del padre. No sólo no impide que el hijo menor se marche de casa, sino que le da, sin protestar, toda la herencia que le corresponde. ¿Qué padre hace eso y se humilla ante una petición insensata y caprichosa de un hijo? Cualquiera de nosotros le hubiera dado un buen bofetón a ese hijo por tamaña insolencia. Y el padre de la parábola no. Le da la herencia y, en vez de maldecirlo, amenazarlo y romper con él –como habría hecho cualquier padre de la tierra- éste vive esperando el día del retorno de aquel hijo ingrato. Sabía que volvería, porque no podría vivir fuera de casa. Y el padre lo espera y se sube a la azotea del palacio todos los días a ver si su hijo volvía. ¡Qué locura de amor, de piedad, de compasión y de misericordia! 

Bruno Maggioni, un escriturista contemporáneo, ha publicado recientemente un libro muy sugestivo, titulado: "Un padre con un corazón de madre". Y es un bello comentario a esta parábola de nuestro Señor. El protagonista de la historia no es el hijo pródigo, sino el Padre de las misericordias. 
¡Qué gran fiesta organiza cuando el hijo, por fin, llega de nuevo a casa! Cuando lo ve venir, todavía a lo lejos, se lanza a correr desde la azotea del palacio y le sale al encuentro con los brazos abiertos, se echa a su cuello con inmensa ternura y lo cubre de besos. Y enseguida comienza a dar órdenes de fiesta: "Pronto, sacad enseguida el mejor traje y vestídselo; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies". Lo primero que hace es restablecerle en su antigua dignidad de hijo del rey. El vestido lo eleva a la condición de huésped de honor; el anillo es el signo de plenos poderes y las sandalias de su categoría de hombre libre. Y continúa: "Traed el ternero cebado y matadle, y celebremos un banquete". ¡Que venga la música y comience el baile! 

Es admirable el inmenso poder de la ternura: destruye lo pasado, regenera, da nueva vida. El hijo aquel venía a la casa del padre con la intención de ser un esclavo más, y se ve elevado a la categoría de hijo predilecto, con plenos poderes, y restituida toda su dignidad. Si nosotros hubiéramos tenido que inventar una parábola para hablar de la bondad de Dios y para contar cómo perdona Él, seguramente hubiésemos sido mucho más cautos. Pero el amor de Dios es un amor sin límites, un amor infinito, una ternura que desborda las barreras de lo imaginable. 
¡Éste es el Dios Padre, que nos sigue invitando a la conversión en esta Cuaresma! "Conversión" significa, precisamente, "volver a Dios", como el hijo pródigo; o volver con todo el corazón al Padre, como el hijo mayor, aunque nunca nos hayamos marchado de la casa fisicamente, pero sí con el corazón. ¿Quién no se atreverá a volver a los brazos de un Padre tan infinitamente bueno y misericordioso como nuestro Dios? 

Propósito 

Conocer la vida de san José, o iniciar una novena para preparar su fiesta, por ser un modelo de esposo y padre.

Diálogo con Cristo 

Gracias, Señor, por esta oración, por este domingo en que deseo ardientemente contemplar y apreciar tu misericordia para dejarme transformar por tu amor, imitando la docilidad de san José quién siempre supo escuchar y cumplir tu voluntad. Permite que sepa aprovechar este día para «volver» y rectificar el mal que he podido hacer. 

Cardenal Dolan describe el verdadero ambiente previo al Cónclave


k6K4ZslOfoVTLWK8EwxW9jQtaRIgrvdFBoK7ZC5sCBk.jpgCiudad del Vaticano (Sábado, 09-03-2013, Gaudium Press) El Cardenal Timothy Dolan, Arzobispo de Nueva York, comentó en su blog personal sus impresiones sobre el ambiente previo a la realización del Cónclave y rechazó la idea equivocada que los fieles pueden tener de las discusiones del Colegio Cardenalicio. Los temas dominantes entre los purpurados, explicó, son reflexiones sobre la fe y los asuntos pastorales, que priman notablemente sobre los problemas administrativos y los escándalos mediáticos. "¿Esos temas surgen? Sí. ¿Dominan? No." En lugar de un ambiente de intrigas y desconfianza, el Cardenal Dolan describe una experiencia de oración.

"Los Cardenales de hecho estamos orando mucho", comentó. "Cada día iniciamos con la oración más efectiva de todas, el Santo Sacrificio de la Misa. En nuestras sesiones oramos el Oficio Divino, comenzamos cada reunión con la antigua oración a la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, el Veni Sancte Spiritus". También relató que los Cardenales oran el Ángelus antes de almuerzo y el pasado miércoles celebraron una Hora Santa en el Altar de la Sede en la Basílica de San Pedro (ver nota anterior).

Los "grandes problemas" que se discuten

Según comentó, los temas que discuten los Cardenales son los desafíos similares a los que enfrentó San Pedro en los primeros años de la Iglesia: "Cómo presentar efectivamente la Persona, el mensaje y la invitación de Jesús a un mundo que, mientras busca la salvación y la verdad eterna, se encuentra a veces dubitativo, escéptico, demasiado ocupado o frustrado", afirmó el Cardenal. Esta perspectiva es diferente a la que muchos fieles imaginan, basados en rumores y en "lo que se comenta en la calle".

"De forma que puede que se sorprendan de escuchar que invertimos la mayor parte del tiempo discutiendo asuntos como la predicación, la enseñanza de la fe, la celebración de los siete sacramentos", enumeró el Card. Dolan. En su lista incluyó los retos de la evangelización de quienes se han alejado de la fe, las pastoral de los sacerdotes, religiosos y laicos, la organización de las parroquias y numerosos aspectos de la vida eclesial. "Esos son los grandes asuntos", explicó.

El próximo Papa y los cambios en la Iglesia

Sobre las expectativas de los medios de comunicación durante la transición papal, el Cardenal refirió una anécdota de uno de sus encuentros con la prensa. "Una periodista me preguntó si el nuevo Papa podría traer un cambio radical a la Iglesia", relató. El purpurado respondió esta pregunta con un "¡sí!" entusiasta, para sorpresa de la reportera. "Entonces le aclaré que la Iglesia estaba involucrada en el cambio, un cambio en el corazón humano, que Jesús llamó arrepentimiento o conversión". El Cardenal agregó que la tarea esencial del Papa es conservar la fe, la verdad revelada por Dios, y al mismo tiempo renovar la invitación de Cristo al cambio de los corazones.

"¿Surgen nombres? Seguro", comentó. "Pero el nombre más repetido es ¡El Santísimo Nombre de Jesús! ¿Podría usted decir su Santo Nombre y pedirle a Él que nos envíe su gracia y misericordia?", invitó finalmente el Cardenal.

sábado, 9 de marzo de 2013

¿Qué es el Domingo Laetare?


Redacción (Viernes, 08-03-2013, Gaudium Press) La Cuaresma es un tiempo penitencial, de oración, ayuno y limosna, donde el color litúrgico es el púrpura. Entretanto, tenemos, en el transcurso de este tiempo, un momento de júbilo, donde el color litúrgico pasa del púrpura al rosa. Es el llamado "Domingo Laetare", o "Domingo de la Alegría", que ocurrirá este próximo domingo (10/03).

¿Pero, usted sabe el por qué?


1.jpg

El IV Domingo de la Cuaresma recibe estos nombres porque así comienza, en este día, la Antífona de Entrada de la Eucaristía: "Laetare, Ierusalem, et conventum facite omnes qui diligites eam; gaudete cum laetitia, qui in tristitia fuistis; ut exsultetis, et satiemini ab uberibus consolationis vestrae" ("¡Alégrate Jerusalén! ¡Reuníos, vosotros todos que la amáis; vosotros que estáis tristes, exultad de alegría! Saciaos con la abundancia de sus consolaciones"), conforme Isaías 66, 10-11.

El color litúrgico pasa del púrpura al rosa para representar la alegría por la proximidad de la Pascua.

Este domingo ya fue llamado también de "Domingo de las Rosas", pues, en la antigüedad, los cristianos acostumbraban obsequiarse rosas. Y es aquí que surge la "Rosa de Oro".

En el siglo X surgió, entonces, la tradición de la "Bendición de la Rosa", ocasión en que el Santo Padre, en el IV Domingo de la Cuaresma, iba del Palacio de Letrán a la Basílica Estacional de Santa Cruz de Jerusalén, llevando en la mano izquierda una rosa de oro que significaba la alegría por la proximidad de la Pascua. Con la mano derecha, el Papa bendecía a la multitud. Regresando procesionalmente a caballo, el Papa veía su montura conducida por el prefecto de Roma. Al llegar, obsequiaba al prefecto la rosa, en reconocimiento por sus actos de respeto y homenaje.
2.jpg

De ahí, entonces, tuvo inicio la costumbre de ofrecer la "Rosa de Oro", para personalidades y autoridades que mantenían una buena relación con la Santa Sede, como príncipes, emperadores, reyes...


En los tiempos modernos los papas acostumbran remitir este símbolo de afecto personal a santuarios de destaque. Por ejemplo, el Santuario de Nuestra Señora de Fátima, Portugal, recibió una Rosa de Oro de Pablo VI, en 1965, y la Basílica de Nuestra Señora Aparecida, Brasil, recibió una de Pablo VI, en 1967 y otra de Benedicto XVI, en 2007.


Contenido publicado en es.gaudiumpress.org

¿Qué es, qué hace y quién es el Cardenal Decano?


Ciudad del Vaticano (Viernes, 08-03-2013, Gaudium Press) El Cardenal Decano es el más anciano entre los Cardenales; él es considerado el "primus inter pares" (primero entre sus iguales).

A él compete ordenar Obispo y Pontífice electo, caso él elegido como sucesor de Pedro no sea obispo.
1.jpg
Cardenal Re
Actualmente el Cardenal italiano Angelo Sodano es quien tiene el título de Decano, entretanto debido a su edad avanzada, no es un Cardenal elector. Por este motivo el Cardenal Giovanni Battista Re, el más anciano entre los electores, fue escogido para ser el Decano durante el Cónclave.

De acuerdo con la Constitución "Universi Dominici Gregis", el Cardenal Decano tiene las siguientes funciones:

- presidir la Misa "pro eligiendo Romano Pontífice", que precede al inicio del Cónclave;

- presidir las Congregaciones Generales de los Cardenales en preparación para la elección del Pontífice (en su ausencia es el subdecano), salvo que no tenga más el derecho de elegir al Papa por haber alcanzado el límite de 80 años (art. 9);

- leer el juramento sobre la observancia de las prescripciones contenidas en la Constitución "Universi Dominici Gregis" sobre la Sede Vacante (art. 12);

- hacer las veces de Camarlengo caso esta sede esté vacante en la muerte del Papa y en la espera de la elección del nuevo (art. 15);

- tiene la tarea de dar la noticia a todos los Cardenales de la muerte del Pontífice, convocándolos para las congregaciones del Colegio (art. 19);

- convocar a los Cardenales electores para la elección del nuevo Pontífice (art. 38);

- al inicio de los actos de la elección, pronunciar la fórmula de juramento sobre la fidelidad a las disposiciones de la Constitución "Universi Dominici Gregis" (art. 53);

- al inicio de los actos de la elección, someter al Colegio de los electores, en primer lugar, la cuestión de si se puede iniciar las operaciones de la elección, o si es necesario todavía aclarar dudas sobre las normas y las modalidades establecidas en la Constitución "Universi Dominici Gregis" (art. 54)

- pedir el consenso del Pontífice electo (art. 87);

- presidir la ordenación episcopal del Pontífice electo caso este todavía no sea Obispo (art. 90);

- entregar el anillo del pescador al nuevo Papa en la Misa del inicio de Pontificado. (EPC)
Con informaciones de la Radio Vaticana.


Contenido publicado en es.gaudiumpress.org.

En la Capilla Sixtina se trabaja ‘contra el reloj’


Ciudad del Vaticano (Viernes, 08-03-2013, Gaudium Press) El equipo encargado de preparar la Capilla Sixtina trabaja contra el reloj para que todo esté listo hasta el día en que se inicie el Cónclave.

Bajo las miradas atentas de dos Guardias Suizos, son colocados paneles de madera para cubrir el piso original. Él será elevado y protegerá de posibles daños que puedan ser ocasionados por los muebles utilizados en el Cónclave.

2.jpg

El equipo cuenta también con una costurera encargada de diseñar y coser los manteles que cubrirán las mesas de trabajo de los Cardenales.

Llegaron también dos estufas: una será usada para quemar las papeletas y anotaciones de los cardenales y la otra de la cual sale una chimenea hacia el exterior del edificio. Ella servirá para comunicar los resultados de las votaciones: humo blanco o humo negro.

En una de las estufas están grabadas las fechas de los cónclaves en que ella fue usada. (JS)

Con informaciones de la Radio Vaticana.

Adopta a un cardenal


Puede resultarles estrafalario el título de este "post", "Adopta un cardenal", pero resulta que la exótica iniciativa la ha anunciado esta mañana el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, incitando al sufragio universal de la oración por suscripción en la red de forma que sus eminencias resuelvan el desafío del cónclave en condiciones espirituales idóneas.
Ya decía el cardenal sudafricano Napier Fox que Dios interviene en la elección del Papa con las alas del Espíritu Santo, pero que no estaría de más ponerle fáciles las cosas, en clara alusión a la responsabilidad de los hombres. Y no sólo los cardenales. La página web www.adoptacardinal.org involucra directamente el compromiso de los feligreses, aunque las reglas del juego, que ahora les explicaremos desde el asombro, únicamente consienten rezar al cardenal que se nos asigna arbitrariamente, por sorteo y sin oportunidad de recurrir las eventuales adjudicaciones.
De otra manera, el eslogan de 'Adopta un cardenal', sospechosamente similar a la campaña de sensibilización de las mascotas abandonadas, podría degenerar en una expresión plebiscitaria y hasta quinielística, igual que si el cónclave fuera un "reality show" con los correspondientes criterios de nominados, eliminados y favoritos.
Entusiasmado estaba el padre Lombardi explicando la propuesta, aunque no es sencillo abstraerse de la incredulidad y hasta el embarazo que proporciona la introducción del concurso, acaso emulando el mensaje solidario del "ponga un cardenal en su mesa": "Si quieres dar gracias a Dios por habernos dado un Papa tan maravilloso, sabio y bueno como Benedicto XVI...
Si deseas para la Iglesia un nuevo Papa firme en la fe, dócil al Espíritu, piadoso y santo... Si quieres contribuir, con la fuerza de la oración y como parte del Cuerpo de Cristo, a que el Espíritu Santo ilumine y guíe a nuestros cardenales en la elección del sucesor de Pedro... Te proponemos formar parte de esta iniciativa: deja que te asignemos un cardenal para que lo apoyes con tu oración e intercesión durante las próximas semanas, hasta el nombramiento de un nuevo Papa".
El diseño precario, naif y colorista de la web en cuestión merodea los límites de la parodia, pero es cierto que la iniciativa de las preces y las plegarias va camino de redondear los 400.000 usuarios, entre cuyos requisitos únicamente se antoja necesario aportar una identidad, una dirección de correo electrónico y leerse al pie de la letra las siguientes recomendaciones: "No establecemos el modo de rezar o ayunar de cada participante. Cada uno debe encomendar a su cardenal según sus fuerzas y posibilidades.
En la próxima página aparecerá el nombre del cardenal que necesita tu oración. ¡Atención: el cardenal es elegido al azar! ¡Reza un momento al Espíritu Santo para recibir a tu cardenal! Después haz clic en el botón debajo".
Me parece que esta campaña de adhesión a la oración y al ayuno es una respuesta bastante forzada a la dominante cultura internáuitica/participativa.
Menos mal que sus mentores no han añadido el latiguillo de "no lo abandones, él no lo haría", pero ya han ido bastante lejos desmitificando el cónclave e insistiendo en una expresión que he tenido que escrutar varias veces para dejar de asombrarme: "Atención, el cardenal es elegido al azar". Recemos y ayunemos para que no se estén refiriendo al futuro Papa.

viernes, 8 de marzo de 2013

Niños se imaginan al próximo PAPA


Se necesita 77 votos para elegir al nuevo Papa en Cónclave


Se necesita 77 votos para elegir al nuevo Papa en Cónclave
VATICANO, 08 Mar. 13 / 02:43 pm (ACI/EWTN Noticias).- Para la elección del nuevo Papa, el cardenal elegido debe haber recibido un mínimo de 77 votos de los 115 posibles, según recordó esta mañana el Director de la Sala de Prensa de la Santa Sede.
Respondiendo a una pregunta de los periodistas en la conferencia de prensa de esta mañana, el sacerdote jesuita explicó que el nuevo Papa deberá obtener dos tercios de los votos posibles, es decir, por lo menos 77 votos.
El Padre Lombardi indicó además que antes del inicio del Cónclave, en las congregaciones generales, los cardenales procederán al sorteo de los cuartos para cada uno en la Casa Santa Marta.
Señaló además que durante el tiempo que dure el Cónclave los cardenalespodrán confesarse cuando así lo deseen.
El sacerdote dijo también que hasta el momento hay más de cinco mil periodistas acreditados en Roma cubriendo las incidencias de estos eventos de la Iglesia.
Comentó además que la iniciativa de "adoptar a un cardenal" para rezar por cada uno de los purpurados que harán parte del Cónclave, ya reúne a 220 mil usuarios.
El Cónclave para la elección del nuevo Papa comenzará el martes 12 de marzo. En la mañana se celebrará la Misa Pro eligendo Romano Pontifice y en la tarde comenzarán las votaciones.